miércoles, 28 de enero de 2009

SOLEDAD

El presidente de facto del partido justicialista, volvió a conversar con Alberto Fernández, para encontrar un candidato para la ciudad de Buenos Aires.
Al más clásico efecto de histrionismo feminoide, Kirchner está muy enojado con Jorge Telerman, porque, éste apareció distendido en medio de la playa negando cualquier pertenencia al Kirchnerismo, ya que los K suponían tenerlo entre sus filas.
Y como es lógico de suponer en éste tipo de actitudes, trata de hacer daño a Telerman reflotando la causa del Sol Group, por presuntas facturas apócrifas en el pago de publicidad, cuando Telerman era jefe de gobierno; obviamente influyendo sobre la justicia.
Sin embargo, el panorama K en la ciudad es inviable para Kirchner, porque Fernández tendrá la caja k de la capital pero no tiene poder de convocatoria entre los jóvenes peronistas y el escenario político, no muestra grandes figuras.
Pese a las chicanas políticas Kirchneristas y el PRO buscando alianzas, aun no está claro quién será el candidato para la ciudad de Buenos Aires.

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miércoles, 14 de enero de 2009

"Los políticos suelen aferrarse al poder como psicópatas"

Para los que tienen esas características, las personas son sólo cosas, afirma el psiquiatra
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Miércoles 14 de enero de 2009 | Publicado en edición impresa
"Los psicópatas mienten de manera muy artística", dice Marietán Foto: Augusto Famulari
Laura Di Marco
para LA NACION
"Los políticos de fuste generalmente son psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata ama el poder. Usa a las personas para obtener más y más poder, y las transforma en cosas para su propio beneficio. Esto no quiere decir, desde luego, que todos los políticos o todos los líderes sean psicópatas, ni mucho menos, pero sí que el poder es un ámbito donde ellos se mueven como pez en el agua."
El que lo dice es el médico psiquiatra Hugo Marietán, uno de los principales especialistas argentinos en psicopatía y referencia obligada para aquellos que les ponen la lupa a estas personalidades atípicas, que no necesariamente son las que protagonizan hechos policiales de alto impacto.
Porque, precisamente, la alusión no se dirige a los asesinos seriales al estilo de Hannibal Lecter, el perturbado psiquiatra de El silencio de los inocentes, sino a aquellas personalidades que Marietán define como los "psicópatas cotidianos". Personalidades especiales, pero que no sólo se adaptan perfectamente al medio, sino que también suelen estar a nuestro alrededor sin mayores estridencias. Y más aún: muchos suelen llegar a la cima económica, política y del reconocimiento social.
Lo novedoso en la definición que hace Marietán, miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatría y considerado una autoridad en su especialidad, es que el psicópata no es un enfermo mental, sino una manera de ser en el mundo. Es decir: una variante poco frecuente del ser humano que se caracteriza por tener necesidades especiales. El afán desmedido de poder, de protagonismo o matar pueden ser algunas de ellas. Funcionan con códigos propios, distintos de los que maneja la sociedad, y suelen estar dotados para ser capitanes de tormenta por su alto grado de insensibilidad y tolerancia a situaciones de extrema tensión.
En la psicopatía, señala este experto, no hay "tipos", sino grados o intensidades diversas. Así, el violador serial sería un psicópata más intenso o extremo que el cotidiano, pero portador de la misma personalidad.
A los 57 años, es docente en la Universidad de Buenos Aires, codirector de la revista de neuropsiquiatría Almaceón y coordinador del portal español psiquiatria.com . A partir de la década del 80, trabajó en los hospitales Moyano, Esteves y Borda, donde dirigió cursos de semiología psiquiátrica. Su página en Internet ( www.marietan.com ) es de referencia constante en los estudios sobre psicopatía.
Según explica en la entrevista con LA NACION, hay un tres por ciento de la población con características psicopáticas. Es decir, 1.200.000 personas en la Argentina. "La relación es de tres varones por cada mujer. Son 300.000 damas y 900.000 caballeros. ¿Por qué más hombres? Sospecho que es porque la mujer utiliza su poder en el ámbito de la casa", dice.
-¿Cómo distinguir un político psicópata del que no lo es?
-Una característica básica del psicópata es que es un mentiroso, pero no es un mentiroso cualquiera. Es un artista. Miente con la palabra, pero también con el cuerpo. Actúa. Puede, incluso, fingir sensibilidad. Uno le cree una y otra vez, porque es muy convincente. Un dirigente común sabe que tiene que cumplir su función durante un tiempo determinado. Y, cumplida su misión, se va. Al psicópata, en cambio, una vez que está arriba, no lo saca nadie: quiere estar una vez, dos veces, tres veces. No larga el poder, y mucho menos lo delega. Quizás usted recuerde a alguno así? Otra característica es la manipulación que hace de la gente. Alrededor del dirigente psicópata se mueven obsecuentes, gente que, bajo su efecto persuasivo, es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría.
-¿Como bajo el efecto de un hechizo, dice usted?
-Son gente subyugada, sí, e incluso puede ser de alto nivel intelectual. Este tipo de líderes no toman a los ciudadanos como personas con derechos: los toman como cosas. Porque el psicópata siempre trabaja para sí mismo, aunque en su discurso diga todo lo contrario. La gente es un mero instrumento. Carece de la habilidad emocional de la empatía, que es la capacidad de cualquier persona normal de ponerse en el lugar del otro. Las "cosas", para el líder político con estas características, tienen que estar a su servicio: personas, dinero, la famosa caja, para comprar voluntades. Utilizan el dinero como un elemento de presión, porque usan la coerción. La pregunta del accionar psicopático típico es: ¿cómo doblego la voluntad del otro? ¿Con un cargo, con un plan, con un subsidio? ¿Cómo divido?
-¿El clientelismo político es, según usted, una forma de cosificación?
-Sí, porque es un "yo te doy, pero vos me devolvés, venís a tal o cual acto, me respondés como yo te pido". No es un dar desinteresado ni movido por la sensibilidad de querer ayudar a quien no tiene. Es un uso de las personas para construir el propio poder.
-Eso está claro, pero ¿qué lo definiría como un acto psicopático?
-Que le está quitando a la gente la capacidad de elegir. El psicópata siempre nos deja sin opciones: la gente que manipula está en una desventaja económica tal que no tiene otra salida: o como y lo sigo o no lo sigo y no como. La libertad de las personas es la capacidad de tener alternativas.
-¿El líder psicópata sabe que trabaja para él o cree realmente luchar por una causa superior?
-Es muy difícil entrar en su cabeza. Tienen una lógica muy distinta. Sin embargo, lo crea o no, la bandera que utiliza siempre es suprapersonal, más allá, incluso, de este momento. Esto se ve bastante, también, en líderes religiosos psicópatas, que apelan a la salvación del más allá. Otras banderas pueden ser la apelación al hombre nuevo, el proyecto nacional, la liberación, la raza superior, la Nación, la patria. El psicópata siempre necesita buscar un enemigo, para aglutinar. Y, por supuesto, nunca va a decir: "Vamos a trabajar para mí".
-¿Qué sucede con este tipo de políticos en períodos normales, sin crisis agudas?
- Bueno, ahí viene el problema, porque el psicópata no se adapta a la tranquilidad. El necesita la crisis. Ser reconocido como salvador. En la paz, él no tiene papel. No la soporta. Por eso las sociedades lideradas por políticos de estas características viven de crisis en crisis.
-¿Y este líder no puede cambiar? ¿Aprende de sus errores?
-No. Siempre es igual a sí mismo: la psicopatía es una estructura que no cambia.
-Hasta ahora, los está pintando como seres indestructibles, pero algún talón de Aquiles deben tener. ¿Cuál es ese punto débil?
-La frustración de sus plantes. Cuando apuestan por un proyecto, ponen todo en él y no les sale. Ahí, el psicópata se desorganiza y empieza a hacer pavadas. Es una personalidad controladora. Por eso en el momento de la frustración puede tener actitudes absolutamente toscas, torpes. Y en este punto, la gente ve que hace macanas, una detrás de otra, y empieza a quebrarse esa unidad, que consiguió con su persuasión.
-Usted dice que se aferran al poder y que es muy difícil sacarlos. ¿Alguna sugerencia?
-Bueno, hacen falta un montón de líderes de los comunes, normales, o bien otro psicópata pesado que se le contraponga. Entre muchos logran sacar al dirigente psicópata, o, al menos, reducir su poder. Otra cosa es aprender a no elegirlos. El psicópata necesita desestabilizar siempre las cosas, aquí y allá. Por eso necesita fabricar crisis. Si uno va entendiendo cómo es su mecanismo, los puede distinguir y votar por otros líderes, que pueden ser muy carismáticos, incluso, pero no psicopáticos.
-Si algún político psicópata llegara a leer esta entrevista, ¿se reconocería como tal?
-Por supuesto que no. Terminará de leer y les dirá a sus interlocutores: ¡qué barbaridad; cuántos psicópatas hay dando vueltas por el mundo!
El personaje
HUGO MARIETAN
Médico psiquiatra
Edad: 57 años.
Graduado: en la UBA.
Médico y profesor: trabajó desde 1982 en los hospitales Moyano y Borda. Dicta cursos de grado y posgrado.
Escritor: es autor de trabajos académicos ( Sol negro: un psicópata en la familia , Descriptor de psicopatía ) y también de obras de teatro y novelas.

martes, 30 de diciembre de 2008

DECLARACION DE LA ASOCIACION DE PSIQUIATRAS

Ante los acontecimientos judiciales vinculados con el caso del Sr. Juan Castro, que han afectado a colegas psiquiatras, la Comisión Directiva de APSA, luego de las consultas pertinentes y cumpliendo con el mandato de la reunión de Socios recientemente realizada a tal efecto, ha emitido la siguiente Declaración Pública que se envía a los Socios, a Instituciones y demás profesionales de la Salud Mental y a los medios de prensa.
Solicitamos a todos los colegas difundirla por todos los medios a su alcance.
COMISIÓN DIRECTIVA

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A LA OPINION PÚBLICA,
A LOS PACIENTES,
A LOS MIEMBROS DEL PODER JUDICIAL,
A LOS COLEGAS DEL CAMPO DE LA SALUD MENTAL

19 de diciembre de 2008

Ante los hechos de público conocimiento relacionados con el accidente que provocó la muerte del señor Juan Castro, y que han motivado el procesamiento de los colegas que que tuvieron algún tipo de contacto con él, la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) quiere expresar su honda preocupación por las consecuencias que pudieran surgir a partir del trámite judicial de ese caso: afectar el buen nombre y honor de respetados especialistas y, en el caso de generarse jurisprudencia acerca de la necesidad de internar compulsivamente a las personas consumidoras de sustancias, producir una situación perniciosa, y de alta repercusión en la práctica clínica cotidiana de todos los trabajadores de la Salud Mental y del sistema sanitario.

Las adicciones conforman una problemática ampliamente distribuida en los diferentes estratos sociales de nuestra comunidad, en la que confluyen numerosos factores condicionantes: psicopatológicos, políticos, socioeconómicos y culturales. El consumo de cocaína en la Argentina afecta al 4 % de la población y Buenos Aires es la ciudad latinoamericana con mayor incidencia de consumo.
En los EE. UU. el tratamiento de adictos a la cocaína alcanza solamente al 10 % de los mismos (unos 9 millones de personas), y solo un 1% del total alcanza la recuperación.

La internación compulsiva o forzada de pacientes en Salud Mental es una medida excepcional -necesaria en algunos casos- que sólo ha demostrado ser eficaz para evitar casos de riesgo inminente para sí o para terceros. Y es ampliamente sabido que habitualmente carece de eficacia para la recuperación futura de quienes hacen uso abusivo de sustancias, que suelen reincidir en el mismo luego de ser externados. Los mejores resultados se obtienen con tratamientos consensuados entre el equipo terapéutico, el paciente y su familia, mediante dispositivos integrales (desintoxicación, psicoterapia, medicación, comunidad terapéutica, etc.).

Todo consumidor, por esporádico que sea, conlleva un riesgo potencial, ya que el consumo de sustancias puede alterar momentánea y súbitamente la conducta. Llevando esta situación a un extremo, cualquier profesional de la salud debería instrumentar medidas precautorias y de resguardo, para salvaguardar a sus pacientes de dicho “peligro”. En el caso de llevarse a cabo -obligándolos a través de la vía judicial, ya que los pacientes se negarían- produciría un colapso del sistema judicial y sanitario dado lo extendido de la problemática del consumo.

Hacer un análisis de riesgo a posteriori carece de valor e incurre en un prejuzgamiento lesivo al trabajo médico. Las decisiones terapéuticas, en las mejores condiciones de excelencia científica, siempre suponen algún grado de asunción de riesgos, en psiquiatría y en toda la medicina. Pretender garantizar las conductas de no peligrosidad de cualquier ser humano es imposible; tal como lo asevera el consenso internacional de la justicia y la medicina legal. Si la máxima que rigiera las decisiones de los psiquiatras y psicólogos fuera evitar todo riesgo, deberíamos internar permanentemente, de manera voluntaria o impuesta (es decir, privados de su libertad), a prácticamente todas las personas bajo tratamiento, y no solamente a los adictos. Actuar de esa manera sería tirar por la borda un factor imprescindible en la práctica clínica, como es el establecimiento de una alianza terapéutica basada en la confianza y el compromiso empático entre el profesional y el consultante. Sería pervertir la misión de los trabajadores de la salud convirtiéndolos en una suerte de “policías” sanitarios custodios de un supuesto orden social que aumente abusivamente el encierro institucional. En el campo de las adicciones, ése es un argumento funcional a la penalización y persecución de los adictos para “su protección”. Una persona con padecimiento psíquico o que consume drogas es un ciudadano que tiene derecho a su libertad, aun cuando esa libertad entrañe algún riesgo en determinado momento. Sólo debiera romperse ese principio cuando el riesgo es claro e inminente, según el criterio de la Corte Suprema de Justicia, tal como lo hacemos habitualmente los profesionales de la salud mental en nuestra práctica cotidiana.

Acusar al cuerpo médico de no internar compulsivamente a pacientes para impedirles que consuman sustancias, bajo el pretendido principio de una hipotética seguridad, sería empujar a la instauración de prácticas indeseables por parte de los profesionales de la salud mental. Si toda muerte por sobredosis o suicidio fuera responsabilidad de los profesionales, se llegaría al lamentable escenario de encontrarse aquellos empujados a instrumentar “internaciones preventivas” de manera sistemática que, además de ser incorrectas por todo lo expuesto, serían imposibles de contener por el sistema judicial y el sanitario, tanto público como privado. Por lo tanto, más allá del deseo de cada paciente, sería deber del médico para reducir riesgos internar, privar de la libertad, judicializar, a todos los adictos, aún en ausencia de riesgo inminente para sí y para terceros con el pretendido argumento de “protegerlos”. La decisión de internar o no a un paciente debe compatibilizarse con el consentimiento que él mismo otorgue. El criterio profesional no puede ni debe quedar sistemáticamente enfrentado con el sagrado derecho de la libertad individual de los pacientes.

Confiando en la majestad de la Justicia para juzgar la corrección del accionar de nuestros colegas en el caso Castro, creemos imprescindible abrir un espacio de intercambio entre los profesionales de la Salud, los especialistas del Derecho y los estamentos políticos a fin de conformar leyes que faciliten la atención del paciente y el accionar de los especialistas en forma clara y definida, respetando, al mismo tiempo, los derechos individuales de los pacientes y un trabajo clínico garantizado en sus condiciones legales de ejecución y de excelencia en su factura científica, que evite internaciones compulsivas de dudosa eficacia.


ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRAS ARGENTINOS (APSA)

Dr. Horacio Vommaro Prof. Dr. Juan Carlos Stagnaro
Secretario Presidente

lunes, 29 de diciembre de 2008

LA CARTA DE ESCULAPIO

Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia.
¿Deseas que los hombres te tengan por un dios que alivia sus males y ahuyenta de ellos el espanto? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida?
La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos; tu puerta quedará abierta siempre a todos; vendrán a turbar tu sueño, tus placeres, tu meditación; ya no te pertenecerás.
Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en caso de urgencia, pero los ricos te tratarán como a un esclavo, encargado de remediar sus excesos; sea por que tengan una indigestión, sea por que están acatarrados, harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menos inquietud; habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer cordero o carnero, di han de andar de tal o cual modo. No podrás ausentarte, ni estar enfermo, tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.
¿Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación? Ten presente que te juzgaran no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el numero de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti, si no vienes de Asia, otros si crees en los dioses, otros si no crees en ellos. Tu vecino el carnicero, el tendero, el zapatero, no te confiara su clientela si no eres parroquiano suyo; el herborista no te elogiará, sino en tanto que recetes sus hierbas.
Abras de luchar contra las supersticiones de los ignorantes.
¿Te gusta la sencillez?, habrás de adoptar la actitud de un augur. ¿Eres activo, sabes que vale el tiempo?, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que aguantar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico.
¿Sientes pasión por la verdad? Ya no podrás decirla. Habrás de ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros su insignificancia pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice. No te será permitido dudar nunca, si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees en remedio infalible para curarla, el vulgo ira a charlatanes que venden la mentira que necesita.
No cuentes con agradecimientos cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo has matado. Mientras está en peligro te trata como a un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia ya le estorbas; cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.
Te compadezco si sientes afán por la belleza, veras lo más feo y más repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tus oídos contra el sudor de los pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar los orines, escudriñar los esputos, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Te llamaran para un hombre que, molestado por dolores de vientre, te presentara un bacín nauseabundo, diciéndote “satisfecho” gracias a que he tenido la precaución de no tirarlo. Recuerda entonces que habrá de parecer interesante mucho aquella deyección.
Tu oficio será para ti una túnica de Neso: en la calle, en los banquetes, en el teatro, en tu cama misma, los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablaran de sus males para pedirte un remedio.
El mundo te parecerá un vasto hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Tu vida transcurrirá en la sombra de la muerte entre el dolor de los cuerpos y de las almas, de los duelos y de los agonizantes.
Te veras solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano.
Cuando a costas de muchos esfuerzos hayas prolongado la existencia de algunos ancianos o de niños deformes, vendrá una guerra que destruirá lo más sano y lo más robusto que hay en la ciudad. Entonces, te encargaran que separes los débiles de los fuertes, para salvar a los débiles y enviar a los fuertes a la muerte.
Piénsalo bien mientras estés a tiempo. Pero si, indiferente a la fortuna, a los placeres, a la ingratitud, si sabiendo que te veras solo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerte con el deber cumplido sin ilusiones, si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con una cara que sonríe porque ya no padece, con la faz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansias conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, entonces hazte medico, hijo mío.

Consejos de Asclepio o Esculapio
Esculapio para los romanos, fue el dios de la medicina
Asclepio, era el mismo dios para los griegos, era hijo de Apolo, y la mortal Coronis.
La vara de Esculapio, consiste en una serpiente entrelazada en una vara larga, la vara fue, símbolo de la profesión médica y la serpiente simboliza el rejuvenecimiento.


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sábado, 27 de diciembre de 2008

CARTA DE UN MEDICO A OTRO

Joseeee.... Como andas? Te felicito por la nota enviada. No son muchos los médicos que deciden hacer conocer la situación a los ciudadanos (aunque creo que muchos de ellos ya saben), porque, a parte de esto, generalmente somos los que ponemos la cara en lo que es el sistema público, donde nos sopapean por las falencias del gobierno, y a veces nos terminan diciendo "...porque con mis impuestos les pago su sueldo...". y te digo no son (en parte excluyéndome) porque estoy en un estado de superación por la medicina. Me refiero que ya me siento desgastada por la medicina que ejerzo, (o que te hacen ejercer), por algunos pacientes que atiendo, por el poco horizonte que tienen (más bien que quieren) ya que no lo intentan cambiar. Algunos tratan de superar su situación socioeconómica, buscando trabajo, realizando algún curso, pero otros solo piensan en el subsidio que les da el municipio por el antiguo plan trabajar, sumado a la pensión por tener más de 7 hijos, el bolso de comida, los medicamentos y todas las “obligaciones del gobierno hacia ellos”, Reconozco que hay familias con muy bajos recursos por determinadas situaciones sociales, pero hay muchas que se abusan. A algunos de ellos solo les importa los que el gobierno puede darle por su enfermedad y nó mejorar su salud. Si le tenés que dar determinada monodroga (ya que no doy marca comercial) no pueden comprarla y te piden algo similar que den por Remediar (ellos te sugieren que darles!!!) Si no les doy de Remediar, es porque sé o se comprobó que no les hará efecto. Pero ves que esos mismos pacientes que no “tienen” para comprar medicamentos, sí tienen para sus cervezas, sus entradas para ir a la cancha, y su gaseosa de 1° marca, entre otras cosas. Doy mucho en cada consulta, pero llega el momento en que me cansé de este tipo de paciente, que le das tu tiempo en explicaciones acorde a su entendimiento, le das paciencia, dedicación y todo lo que puedo darles, pero a muchos de ellos les importa un bledo, y vuelven hechos mierda para ver si le pueden dar una pensión por incapacidad y los pasajes gratis. No asumen que “su” salud no depende sólo del médico, sino fundamentalmente de ellos. Hacés prevención y promoción de la salud, siempre acorde a su nivel socioeconómico, los tratamientos racionales según su patología, pero ellos terminan haciendo lo que ellos quieren. Y que pasa con los adolescentes que atiendo? Cuando les pregunto que hacen, me contestan “nada”. Y realmente no hacen nada ( no estudian, no trabajan). Cuando les planteo porque tienen esa actitud, no saben qué contestar. Les hablo extensamente explicándoles métodos de prevención para ETS y, fundamentalmente como prevenir un embarazo con métodos que son totalmente gratuitos por el plan nacional, y a los meses vienen embarazadas. Qué es lo que está pasando? He intentado por todos los medios de revertir esto en mis pacientes, y lo he logrado muy poco, y a esta altura del partido no sé cuanto más quiero seguir con esto. Como verás por el tono de esta nota, estoy en un momento de hartazgo. Espero que se me pase o tendré que evaluar que rumbo tomo. Te envió un besote y un cariño grandote para vos y tu flia. Susana

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viernes, 19 de diciembre de 2008

LOS VALORES ÉTICOS DE LA JUVENTUD Y LA DEMOCRACIA

La conciencia y la práctica de los valores éticos en los jóvenes, deben llevarlos de la forma más natural posible a vivir, comprometerse y defender la democracia, por ser un sistema político basado en la ética de la libertad, del Estado de Derecho, la justicia y la solidaridad.

La naturaleza humana es eminentemente ética; datos como la inteligencia, la libertad,
la vocación innata por la justicia, la razonabilidad y la capacidad de construir organizaciones sociales, cada vez más ordenadas y seguras en el ámbito de protección a la vida, son pruebas eficientes de la dimensión ética del ser humano. Es a través del conocimiento de sí mismo, del desarrollo de la historia y del progreso,
siempre superior en cada etapa de la humanidad, que el hombre ha descubierto su
vocación ética.

No es la materia, sino el espíritu el que mueve las energías creadoras del ser humano, y es esa magnifica capacidad de reconocer los valores éticos del hombre la que inspira el proceso de dominar la materia, transformarla y subordinarla a los objetivos de progreso intelectual predeterminados.

No obstante, también la historia revela que el mayor de los progresos puede estar rodeado de peligros, de tentaciones egoístas que son ajenas a los valores éticos. Bajo el influjo de situaciones de este tipo, la riqueza material y la obtención de poder como máxima aspiración tienden a imponerse. Se trata de momentos donde precisamente por haberse encapsulado y aislado los valores éticos, la sociedad se deshumaniza; es decir, se empobrece espiritual y materialmente, porque son las polarizaciones sociales, la concentración de poder en unos pocos, el desborde de la pobreza, de la violencia en las relaciones sociales y la reducción o eliminación de la democracia, las tendencias que mandan, unas veces rodeadas de riqueza que seduce y engaña; otras imponiéndose por la fuerza, la violencia y la represión.

Estos oscurecimientos de los valores éticos suelen corresponder a situaciones de crisis, que si bien afectan a sociedades enteras, se expresan con mayor agudeza en los segmentos juveniles. Pero más allá de una afirmación tan general como ésta, quiero hacer algunas precisiones sobre cómo afecta a los jóvenes de nuestros países
la crisis de valores que pudiese haber generado la sociedad post moderna de nuestros días.

Los grandes procesos de cambio suelen anunciarse en medio de períodos de crisis social intensa. La pretensión de instalar nuevos modelos genera resistencias, de un lado, y desajustes, por el otro, que se relacionan con la capacidad y eficiencia de los sistemas puestos en operatividad, para generar riquezas y satisfacción en el más vasto conjunto posible. Estos procesos son complejos, tensos y habitualmente contradictorios.

El proceso de modernización que viven los países de América Latina no es la excepción y si bien son visibles los avances en materia de retrocesos de las tendencias golpistas, mayor consenso por la democracia, progresos relativos en el
crecimiento de las economías, aceptación básica del mercado como regulador central
de la economía y orden en el gasto público, se está aún lejos de resultados que
permitan a nuestros pueblos sentirse motivados y expresados por la modernización.


Dr. José Luis Senlle
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lunes, 1 de diciembre de 2008

POLITICA DE DIRECCION

“Estoy acá avalado por la justicia y por la ley. No hay motivo para intervenir el hospital. Para que eso ocurra debe haber una causa sanitaria, edilicia o administrativa que lo justifique” dijo Spaccavento, desde el despacho de dirección del hospital Argerich.
El juez Gallardo, había repuesto en la dirección del hospital, a Spaccavento como director; era lógica la jugada del Dr. Lemus de intervenir el hospital.
“El director sigue siendo él, pero el gobierno interviene para garantizar los procesos administrativos, se había producido un vacio que podía perjudicar el normal funcionamiento del hospital” dijo el comisionado Dr. Pérez Baliño.
Ésta discusión, dada en el gobierno, porque quiere poner sus propios directores de hospitales, la veo correcta. El director de hospital, es un puesto político, como pasa en todos los hospitales de la república argentina, para que el mismo baje línea política a sus jefes de servicios. Y me animo a decir, que los jefes de servicios, también tienen que ser puestos políticos. Los hospitales de la provincia de Buenos Aires funcionan de ésa manera, y no le va mal.
El jefe de gobierno, tiene la potestad, de ver funcionar a sus hospitales como El dicte, y para eso necesita de directores que le respondan, sean por concurso o no.
Lo de llamar a concurso para director, no debe existir, porque el jefe de gobierno, maneja los hospitales por medio de un ministerio.
Un juez, y un director adversos a la política de estado, de un gobernante, es una combinación explosiva.

Dr. José Luis Senlle
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